Cada noche camino por estos
pasillos, que se extienden tanto como la inmensidad del mar, recorro cada uno
de ellos esperando que en una puerta encuentre la salida, unos son recuerdos de
mi vida los cuales están olvidados en sucia madera y una perilla oxidada, otros
están escondidos detrás de una cortina, sin ninguna protección, por los
curiosos que puedan entrar a ver, y hay aquellas que están selladas con piedra,
pero se distingue que es una puerta cerrada por el dueño, porque las memorias
que se ocultan no son de su agrado o simplemente, es mejor dejar una parte del
pasado enterrada, como sea, sigo caminando viendo cuadros sobre las paredes,
donde se relata un pequeño fragmento de mi vida cotidiana, desde que me levanto
a lavarme los dientes, hasta el momento del trabajo, pero varía según la forma
que toma mi humor, el marco cambia de color debido a mí, puede tornarse blanco,
indiferente, rojo amenazante, azul melancólico, o simplemente gris, sin
especificar, desde que recuerdo nunca he visto un marco amarillo, totalmente
amarillo, que representa felicidad, hay naranjas que son cosas buenas, pero no
tan buenas, aun así sigo caminando esperar encontrar algo, algo que sé que perdí,
algo que sé que debe estar por aquí, sin saber yo extravié algo que simplemente
no recuerdo que es; pero sé que reconoceré cuando lo vea, sé que sabré que eso
es, aun así perdí mi noción del tiempo que llevo aquí, no recuerdo cuando fue
la última vez que comí estando fuera de aquí, es como tener amnesia, porque
ahora que lo pienso, no recuerdo nada antes de entrar aquí, puedo ver mis
memorias, pero no puedo ver en que parte de mi vida entre en este laberinto, y
no sé si me pueda recuperar algún día, no sé si vuelva a ver la luz del día,
aun así espero que sea pronto, los recuerdos solo son marcos, las puertas
tienen límite de extensión, puedo entrar a una, pero si quiero salir de lo que
recuerdo hay algo que me lo impide, una pared que se solidifica cuando trato de
salir, cuando quiero caminar más allá de donde estuve, hay veces que los
pasillos son estrechos y no se puede pasar, y hay otras en las que son amplios,
tanto y más grandes que el de un gran hospital, con su pintura blanca ambiente estéril,
contrario a los pequeños, sucios y con poca luz, sin accesos, pero con puertas
tan pequeñas como para un gato, pero desde que estoy aquí jamás he visto un
animal, ni hormigas ni gatos o perros, solo estoy yo, ocasionalmente los
recuerdos tienen algo de sonido, que dura unos cuantos pasos al alejarse de
ellos pero nada más, y si lo pienso bien, siento que a veces me han hablado,
desde ningún lugar, llorando, como si hubiese muerto, y grito me desespero, me desgarro
la garganta pero mi voz no alcanza esos oídos que anhelan palabras de mí, esas tristes
y desconsoladas voces se desvanecen poco a poco, cada vez más, pero hace tiempo
ya no las escucho, no sé si me he alejado mucho, o es un delirio por estar tanto
tiempo aquí, como es que pareciera que fue ayer que estaba en un jardín lleno
de flores, en primavera, con mi querida chica, la mujer más bella del mundo, y
ahora perdido en los corredores infinitos de este lugar en el cual ninguna
ventana existe, la luz proviene de linternas de aceite, o luces que parecen
tubos fluorescentes, o en el peor de los casos antorchas, pero siempre me he
mantenido en la luz de color blanco, y no digo que no sienta curiosidad, por
saber que hay donde las antorchas llevan pero por lo regular el camino se hace
estrecho y poco seguro, así que nunca me he arriesgado, pero al final creo que
mi final está cerca, creo que no falta mucho para que llegue, hace tiempo que
vago sin ningún rumbo, y también ya hace tiempo que quiero aliviar mi dolor,
aunque no hay con que, me refiero a cometer suicidio, no hay armas lacerantes o
un arma o una soga y las antorchas solo iluminan no he podido tomar una, no hay
rastros de conexiones eléctricas, aunque en mi situación creo que no ayuda de
mucho pues da igual, si muero espero no sea por inanición, sé que es horrible,
pero no más horrible que esto, que este tormento de caminar hasta que mis pasos
retumban por la soledad, hasta el punto que puedo oír mi corazón latir, y digo
que debe terminar, pero no veo la hora de ese glorioso momento, de ese grato
final, nunca fui malo, cometí los errores de humanos, sin pretexto de decir que
no fui egoísta y mezquino, pero al final siento que me arrepiento, de no ser más
esplendido, de no haber hecho más por la gente a mi alrededor, y solo pido que
mi hermosa chica, sepa o supiera que ella fue lo mejor que me paso. Dejo de
caminar… me tumbo en el suelo y cierro los ojos, parece que por fin el momento llego,
siento tranquilidad y ganas de ver la luz pero tal vez eso no será posible otra
vez, empiezo a perder el pulso poco a poco… escucho mi corazón apagarse, y mi saliva
resbalar por mi garganta, y me voy con una sonrisa en los labios.
Fuera el respirador se apaga, la
hora de la muerte es 3:40 pm y nadie hace compañía a quien acaba de dejar la
vida que nadie envidia, siendo un vegetal por 10 años, estando en coma tanto
tiempo, la gente lo dejo de lado, sin visitas después de 5 años, olvidado en un
sótano de un viejo edificio de hospital, solo hay un ruido en el lugar donde hay
más personas en su condición, el sonido de un pulsante de un tono que indica la
falta de pulso, eso que lo mantenía vivo se detuvo por una falla eléctrica, su
muerte fue indolora, pero eso no quita diez años de sufrimiento.
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